Sarna

En mi vida he escuchado muchas tonterías. Políticos, abogados, periodistas, vendedores, compañeros de escuela y de trabajo, vecinos y familiares me han enseñado que los seres humanos hablan y opinan de todos los temas, incluso de los que no tienen la menor idea.

También he escuchado tonterías de distintos tamaños: tonterías enormes y pequeñas. Excusas para iniciar guerras, explicaciones que intentan justificar fracasos reiterados, enumeración de causas que obligaron a hacer las cosas como no se deben y personas que tienen mil respuestas basadas en la superstición.

Sin embargo, nunca me sentí tan indignado como cuando escuché aquella frase completamente errada que me toca muy de cerca. Aunque lo que me terminó de desquiciar fue la rápida aceptación pública que tuvo; a punto tal, que hoy es reconocida como dicho popular o refrán.

¿Quién dijo: "sarna con gusto no pica"? ¿En qué información se pudo haber basado la persona que expresó esa idea? ¿Habrá hecho alguna encuesta? Por otra parte: ¿Cómo pudo la sociedad aceptar una mentira tan grande como esta?

Creo que este tipo de frases se consolidan dependiendo estrictamente de la repercusión inmediata que tienen. Si alguno las descalifica rápidamente, fracasan. Pero si a medida que pasa el tiempo nadie se toma la molestia de refutarlas, estos dichos, por mas disparatados e irracionales que fueran, se transforman en verdades absolutas.

Al parecer, nadie se tomó la molestia de contradecir a aquel charlatán. Quizás nadie objetó ese pensamiento para no verse implicado en una discusión absurda. Tal vez no quisieron debatir un tema del cual no tenían el más mínimo conocimiento. O quizás… ninguno tenía la autoridad suficiente, porque no han convivido con esa terrible enfermedad. Por eso yo, que soy un sarnoso de cuerpo y alma, siento que tengo todo el derecho y facultad para hablar de ella.

La verdad es que la sarna, aunque fuera con gusto, pica. ¡Y como pica! Pero es tan placentero rascarse, que yo la trato de preservar con todos mis recursos. Es mas, la protejo y alimento para que se ramifique por todo mi cuerpo. Para que crezca fuerte e inmune. En todo momento facilito su evolución y progreso. A veces me desespero cuando en mis revisaciones diarias noto que no ha avanzado en su promedio normal.

La sarna es todo para mí. ¿Qué sería mi vida sin ella? Soy un privilegiado que todos los días puede sentir la belleza torturante de sus aguijones, la hermosura infernal de su cosquilleo. Con un arte sobrenatural, aumenta los latidos de mi corazón y en pleno estado de trace me hunde en un océano de ansiedad alterada.

Cuando ella desparrama toda su furia en mí… ingreso con satisfacción al maravilloso universo de hiperactivos ejércitos de dedos articulados que recorren toda mi superficie corporal. No para combatir la causa principal de la picazón, sino para experimentar el placer que produce ese flujo de uñas que se desplazan por mi piel; que en definitiva… son la única fuente de placer que tengo en esta vida.

Nada me satisface, nada me deleita, nada me complace, nada me hace feliz, a excepción de esas caricias calcificadas que se deslizan por mi dermis.

Cuando estoy solo… padezco mi inseguridad trastornante, mis frecuentes ataques de espanto, desesperadamente trato de escapar de mí… hasta que Dios me ilumina… y en ese mismo momento, me bendice, dejando que la sarna lance su tortura brutal.

VOLVER A INICIO**********************VOLVER A CATEGORIA TEXTOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario